EL PODER Y LA AUTORIDAD DE DIOS
Los hijos/as de Dios, somos llamados a vivir
vidas santas, piadosas y llenas del fruto del Espíritu Santo quien nos unge de
su Poder y autoridad. Un verdadero cristiano, nacido de nuevo no puede ser
influenciado por los demonios. Es necesario que entendamos lo que se entiende
por posesión demoníaca cuando una persona esta habitada por algún espíritu
inmundo procedente del reino de Satanás. Este espíritu o demonio dentro de la
persona, tiene control sobre la persona influenciando al mal. Satanás nos esta
constantemente acusando de día y noche. Un hijo/a de Dios, tiene la fe y la
convicción de que Satanás y sus demonios, están sujetos bajo la planta de sus
pies. Un hijo/a de Dios tiene la seguridad de que Dios es mucho más poderoso; y
ningún demonio podrá jamás adueñarse ni posesionarse, porque viven en comunión
y santidad delante de Dios.
El diablo ataca a las personas con la inmoralidad
sexual, aberraciones, herejías, orgias, inmundicia, bailes eróticos,
pornografía, homosexualismo, lesbianismo, adulterio, fornicación, drogadicción,
alcoholismo, injusticia, avaricia, hechicería, pactos satánicos, estafa, robo,
glotonería, idolatría, celos, envidias, egoísmo, orgullo, soberbia, rebeldía,
crimen, suicidio... Es implícito ser obedientes a Dios y a su Evangelio. Satanás
no quiere que esta verdad sea presentada claramente; porque sabe que si la
gente la recibe plenamente, habrá perdido su poder sobre ellos. El dar lugar al
diablo ocurre cuando no damos el lugar a Dios.
APRENDE A AUTOLIBERARTE. Teniendo la
convicción, que el Señor nos ha dado
Poder y Autoridad, para echar fuera demonios; Es necesario que nos examinemos.
Si en tu vida hay odio, rencor, resentimiento, desánimo, dudas, ira o sientes
una opresión sin ningún motivo es necesario que te auto liberes, quiere decir
que tu mismo te liberas del pecado y de las influencias de demonios. Confesándolos
a Dios en arrepentimiento.
1 Juan 1:8-9 “Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no
está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. --- Tenemos
que estar a cuentas siempre con Dios; confesar todo aquello que sabemos que no
proviene de su Espíritu Santo. Todos pecamos, lo hacemos en el pensamiento, o
con palabras, o con obras.
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