miércoles, 4 de enero de 2012

¡HOY ES TIEMPO PARA HACER UN ALTO!

La vida es libertad, no esclavitud; es alegría, no tristeza, es amor, no odio. Llego a la conclusión que, el pecado es agradable y codicioso solo en apariencia; ya que el fin es la muerte.  Lo más importante es lo que edifica, y lo que nos conviene.1 Corintios 6:12 “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna”. 1 Cor. 10:23 “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”. Aquí podríamos pensar que es lícito decir malas palabras, mentir en cualquier circunstancia, tener malas intenciones, dañar a las personas, etc. Si decimos malas palabras no nos esta elevando culturalmente al contrario estamos denigrándonos, y no nos edifica. Si mentimos estamos engañando a los demás y engañándonos a si mismo, y si tenemos malas intenciones o malos pensamientos estamos destruyéndonos interiormente y no edificándonos. ¡Hoy es tiempo, hagas un alto y te examines! En todas las etapas de mi vida he comprendido que todo lo que nos rodea, es un arma de dos filos: 1- lo usas para el bien, 2- lo usas para el mal. Dependerá del temor y amor que tú le tienes a Dios y de la santidad que quieres manifestar hacia El. 1 Corintios 5:6-7 “NO ES BUENA VUESTRA JACTANCIA. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”. La levadura corrompe, fermenta y contamina todo; así es el pecado. Cristo murió por nuestros pecados; la mentira, las malas palabras, el robo, el adulterio, la fornicación, etc. Aunque sea un poquito será suficiente para contaminarlo todo. Aléjate de eso, no uses levadura, sé una masa nueva con Cristo en tu mente y corazón, escuchando y obedeciendo la voz del Señor que a través del Espíritu Santo nos enseña cual es la voluntad de Dios en nuestra vida. Es necesario estar en los negocios de nuestro Padre celestial, y no dedicarle tiempo al pecado, ya que es mentirle a nuestra alma, tenemos que enfocarnos y dirigirnos a desear  lo perecedero a la misión que es servir, predicar el evangelio a toda criatura y hacer discípulos de Cristo. (Marcos 16:15). En todo lo que hacemos debemos tener en cuenta la conciencia de los demás. Por amor debemos evitar ser tropiezo a los más débiles; porque la moral y principios éticos de Dios son inmutables. Por lo tanto, no se trata solamente si podemos hacer algo porque es lícito, sino que además hemos de considerar si es motivo de escándalo para otros. En este año agrada a tu Señor; sirviendo con amor y agradecimiento. Hebreos 12:1 “…despojémonos de todo peso del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.”